miércoles, 9 de marzo de 2016

LA VIDA QUE ANHELAS

Esta mañana mientras desayunaba terminaba de leer la últimas páginas del nuevo libro de Andrés Pascual, un escritor al que admiro y que tengo la suerte de conocer.
Desde el día que cogí su libro por primera vez me he sentido identificada en cada palabra, teniendo la sensación de que ya conocía las vivencias que me relataba. Y no ha sido por saber de sus viajes con anterioridad, ya que de este tema nunca hemos hablado, si no por verme reflejada en sus páginas.
Como él, un buen día miré hacia mi interior y no me gustó lo que vi. Me sentí viviendo una vida prestada que en nada se parecía a la que yo ansiaba.
El trabajo me agobiaba, tanto es así que durante más de ocho meses estuve de baja por una enfermedad que casi me desahucia. Ahora con el paso del tiempo y observando aquella época desde la distancia, sé con ciencia cierta que si no lo hubiese dejado hoy estaría en una silla de ruedas sin poder moverme, y enganchada a la morfina.
Recuerdo el día que hablé con Juan y le dije que lo dejaba, que no podía continuar allí. La incertidumbre hizo mella, como no. Abandonar lo que te sostiene económicamente, sin ningún tipo de seguro al que agarrarte es como para meditarlo y mucho. Más cuando tienes una hipoteca, una hija...
Pero en aquel momento estaba decidida, así que como relata Andrés, abrí mi mochila y saqué, una piedra no, una roca que llevaba transportando hacía más de quince años.
Desde entonces han pasado cinco años y hace cinco meses que tengo mi “Sangri-la”. No te voy a engañar diciendo que todo ha sido un camino de rosas. A lo largo de este tiempo ha habido lágrimas, incertidumbre, miedos... pero lo que nunca he hecho ha sido rendirme. Cada obstáculo, era una prueba para creer más en mi misma, en mi fuerza y para darme la determinación necesaria y conseguir lo que hoy he creado.
También recuerdo el día que hable nuevamente con Juan y decidí sacar la última piedra de mi mochila, quemar mis naves y sumergirme por completo en esta nueva aventura. Y recuerdo perfectamente sus palabras: “Creo en ti. Sé que tienes la fuerza para hacerlo”.
Si te cuento todo esto es para que sepas que tú también puedes tener lo que quieras, la vida que realmente deseas y no la que el tiempo, la rutina y la desidia te han ido imponiendo.
Lo primero que te aconsejo es que pienses cual es tu objetivo. Si lo tienes claro, escríbelo y busca un lugar en el que esté presente. Así, si desfalleces, o te sientes sin fuerzas para continuar siempre podrás recordar y seguir el camino que te habías propuesto.
Toma conciencia. De ti, del presente, de lo que te rodea. Este proceso de aprendizaje te ayudará a conocerte. A tomar las decisiones desde tu Yo interno.
Sé responsable ¿Cuantas veces has culpado a otros de tu situación? Tú eres el que toma las decisiones finales, tu eres el que se enfada o se molesta ante las reacciones de otra persona. Así que sólo tu eres el responsable de tu vida. Asume tu responsabilidad ante tus decisiones, tus relaciones, en definitiva, TU VIDA.
Hábitos saludables. Come sano, alimentos frescos, evita en la medida de lo posible el alcohol y el tabaco. Esto hará que te sientas más vital, más ligero. Pero no sólo me refiero a la alimentación física, si no a la alimentación de tu alma, de tu Yo interno. Busca los pensamientos positivos, intenta rodearte de estos y de dejar los negativos a un lado. Cuando las cosas no te salgan como quieras o estés pasando una mala racha, no juzgues, no reproches. No te quedes anclado en el lamento. Intenta buscar la solución, y busca estos pensamientos positivos que te harán cambiar la situación.
Auto-boicot. Cuando encuentras excusas para no cambiar lo necesario y así conseguir lo que te has propuesto, solo te dañas a ti mismo. Ten en cuanta que a nadie le va a importar que tu consigas o no tu sueño. Solo hay una persona en el mundo a la que esto le preocupa y esa persona eres TÚ. Así que cada vez que te pones la excusa perfecta para no lograr tus sueños, para seguir en tu zona de confort y no salir de ella el único perjudicado eres TÚ.
Date tiempo. Si has llegado hasta aquí no quieras correr. Disfruta del viaje. Ten paciencia. Cada paso forma parte de tu sueño. En este camino irás creciendo como persona. Aprenderás a conocerte, a quererte y a saber que eres capaz de conseguir lo que te has propuesto.
Date permiso. Permiso para sentir, para llorar, para reír. Para salir de un pasado que te mantiene anclado y vivir el presente. De esta manera lograrás el futuro que anhelas.

Al final somos las experiencias y las vivencias que vamos acumulando. Así que VIVE.