Esta mañana
mientras desayunaba terminaba de leer la últimas páginas del nuevo
libro de Andrés Pascual, un escritor al que admiro y que tengo la
suerte de conocer.
Desde el día que
cogí su libro por primera vez me he sentido identificada en cada
palabra, teniendo la sensación de que ya conocía las vivencias que
me relataba. Y no ha sido por saber de sus viajes con anterioridad,
ya que de este tema nunca hemos hablado, si no por verme reflejada en
sus páginas.
Como él, un buen día
miré hacia mi interior y no me gustó lo que vi. Me sentí viviendo
una vida prestada que en nada se parecía a la que yo ansiaba.
El trabajo me
agobiaba, tanto es así que durante más de ocho meses estuve de baja
por una enfermedad que casi me desahucia. Ahora con el paso del
tiempo y observando aquella época desde la distancia, sé con
ciencia cierta que si no lo hubiese dejado hoy estaría en una silla
de ruedas sin poder moverme, y enganchada a la morfina.
Recuerdo el día que
hablé con Juan y le dije que lo dejaba, que no podía continuar
allí. La incertidumbre hizo mella, como no. Abandonar lo que te
sostiene económicamente, sin ningún tipo de seguro al que agarrarte
es como para meditarlo y mucho. Más cuando tienes una hipoteca, una
hija...
Pero en aquel
momento estaba decidida, así que como relata Andrés, abrí mi
mochila y saqué, una piedra no, una roca que llevaba transportando
hacía más de quince años.
Desde entonces han
pasado cinco años y hace cinco meses que tengo mi “Sangri-la”.
No te voy a engañar diciendo que todo ha sido un camino de rosas. A
lo largo de este tiempo ha habido lágrimas, incertidumbre, miedos...
pero lo que nunca he hecho ha sido rendirme. Cada obstáculo, era una
prueba para creer más en mi misma, en mi fuerza y para darme la determinación necesaria y conseguir lo que hoy he creado.
También recuerdo el
día que hable nuevamente con Juan y decidí sacar la última piedra
de mi mochila, quemar mis naves y sumergirme por completo en esta
nueva aventura. Y recuerdo perfectamente sus palabras: “Creo en ti.
Sé que tienes la fuerza para hacerlo”.
Si te cuento todo
esto es para que sepas que tú también puedes tener lo que quieras,
la vida que realmente deseas y no la que el tiempo, la rutina y la
desidia te han ido imponiendo.
Lo primero que te
aconsejo es que pienses cual es tu objetivo. Si lo tienes claro,
escríbelo y busca un lugar en el que esté presente. Así, si
desfalleces, o te sientes sin fuerzas para continuar siempre podrás
recordar y seguir el camino que te habías propuesto.
Toma conciencia. De
ti, del presente, de lo que te rodea. Este proceso de aprendizaje te
ayudará a conocerte. A tomar las decisiones desde tu Yo interno.
Sé responsable
¿Cuantas veces has culpado a otros de tu situación? Tú eres el que
toma las decisiones finales, tu eres el que se enfada o se molesta
ante las reacciones de otra persona. Así que sólo tu eres el
responsable de tu vida. Asume tu responsabilidad ante tus decisiones,
tus relaciones, en definitiva, TU VIDA.
Hábitos saludables.
Come sano, alimentos frescos, evita en la medida de lo posible el
alcohol y el tabaco. Esto hará que te sientas más vital, más
ligero. Pero no sólo me refiero a la alimentación física, si no a
la alimentación de tu alma, de tu Yo interno. Busca los pensamientos
positivos, intenta rodearte de estos y de dejar los negativos a un
lado. Cuando las cosas no te salgan como quieras o estés pasando
una mala racha, no juzgues, no reproches. No te quedes anclado en el
lamento. Intenta buscar la solución, y busca estos pensamientos
positivos que te harán cambiar la situación.
Auto-boicot. Cuando
encuentras excusas para no cambiar lo necesario y así conseguir lo
que te has propuesto, solo te dañas a ti mismo. Ten en cuanta que a
nadie le va a importar que tu consigas o no tu sueño. Solo hay una
persona en el mundo a la que esto le preocupa y esa persona eres TÚ. Así que cada vez que te pones la excusa perfecta para no lograr tus
sueños, para seguir en tu zona de confort y no salir de ella el
único perjudicado eres TÚ.
Date tiempo. Si has
llegado hasta aquí no quieras correr. Disfruta del viaje. Ten
paciencia. Cada paso forma parte de tu sueño. En este camino irás
creciendo como persona. Aprenderás a conocerte, a quererte y a saber
que eres capaz de conseguir lo que te has propuesto.
Date permiso.
Permiso para sentir, para llorar, para reír. Para salir de un pasado
que te mantiene anclado y vivir el presente. De esta manera lograrás
el futuro que anhelas.
Al final somos las
experiencias y las vivencias que vamos acumulando. Así que VIVE.
Me siento orgullosa de tenerte en mi vida. Eres grande. Y te quiero!
ResponderEliminarYo también y lo sabes mi darling
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