Durante los últimos años se ha
enfocado mucho en el poder del pensamiento positivo. Muchas personas
han interpretado esto como que no está bien estar de malhumor o
tener un pensamiento o un sentimiento negativo. Este tipo de acciones
pueden dar lugar a construir relaciones superficiales con otras
personas. Es posible que si actúas de esta manera, cuando surja un
pensamiento negativo en tu mente, lo bloquees y lo reprimas.
Al hacer esto, sin darte cuenta, estás
reprimiendo partes de ti mismo, y éstas no desaparecen, sino que las
enterramos profundamente en nuestro interior.
En lugar de bloquear los pensamientos y
sentimientos que etiquetamos como negativos, podemos observarlos
tranquilamente y dejarlos ir. De otra manera se atascarán y se
quedarán en nuestro subconsciente, preparados para aflorar en
cualquier momento.
Una manera sana de conseguir esto
sería, desarrollar una práctica en la que a un
pensamiento/sentimiento negativo le siga uno positivo.
En lugar de enfocar nuestra mente en
bloquear cualquier cosa que no sea cien por cien positiva, podemos
desarrollar una actitud más amable hacia nosotros mismos. Reconocer
nuestro valor interior y creer que las nubes negras, que de manera
irremediable pasan por nuestra mente, no nos llegarán a intimidar.